La cuestión de los idiomas de India es enormemente compleja. El país se ha tenido que formar a partir de una enorme diversidad lingüística e identitaria.


India es más similar a la Unión Europea que a los diferentes Estados que la integran; lo que para Europa representaron el Imperio romano y el latín, en India lo hacen el Imperio Gupta y el sánscrito. Así, cuando en 1947 la Unión India obtuvo su independencia del Imperio británico, un conjunto de pueblos que mantenían una idea de pertenencia común al subcontinente, pero únicamente habían estado unidos bajo el Raj británico, tuvieron que construir una nación.

La diversidad lingüística de India es tan amplia que lenguas como el hindi o el urdú comparten raíces comunes más próximas a las lenguas coloniales, como el inglés, francés o portugués, que con los idiomas meridionales u orientales de país. Además de las diferencias lingüísticas, hay también una gran diversidad de alfabetos, con una decena de sistemas de escritura diferentes
.
Por ello, a la hora de construir el Estado actual se designaron de iure 22 lenguas oficiales. Sin embargo, era necesario designar una lengua franca para la Administración, y esta fue el hindi por ser la lengua nativa más extendida, y el inglés, la lengua colonial, de modo transitorio. Mientras, cada estado elegía sus propias lenguas oficiales para su funcionamiento interno

La Constitución india de 1950 estableció que el hindi debería ir sustituyendo al inglés hasta que en 1965 este dejase de ser considerado como lengua del Estado y hubiese una única lengua nacional común, según el pensamiento de los principales líderes nacionalistas del momento, que en la actualidad ha sido sustituido por la hindutva, de carácter moral-religioso. Empero, en el sur del país, los estados drávidas se opusieron a esta medida, prefiriendo mantener la lengua colonial a una lengua regional que representaba y beneficiaba únicamente a los estados del norte. Finalmente lograron que el inglés se mantuviese como lengua franca.

Tras la independencia, se reorganizaron los estados con criterios lingüísticos —aunque todos ellos con grandes minorías lingüísticas—, surgiendo a grandes rasgos los estados actuales, lo que en algunos casos, como en Kerala, ha ayudado a su éxito económico y social.

Internamente, el inglés sigue siendo la lengua oficial de múltiples estados y territorios, especialmente en la cuenca del Brahmaputra, donde se hablan decenas de lenguas sino-tibetanas y algunas indoeuropeas y se ha preferido mantener una lengua extranjera como idioma franco a elegir una lengua local minoritaria.

Entre los territorios es frecuente elegir una o las dos lenguas de facto oficiales como idioma oficial. En el territorio de Chandigarh, ciudad fundada tras la escisión de Pakistán y la pérdida de Lahore —capital histórica de Punyab— para servir de capital tanto a este estado como al de Jariana, se escogió únicamente el inglés como idioma oficial para no beneficiar a las comunidades de ninguno de los dos estados.

El inglés finalmente ha ido tomando suficiente fuerza como para que en Puducherry —antigua colonia francesa compuesta por un grupo de enclaves en las costas de diferentes estados, cada uno con su propia lengua cooficial— el inglés se utilizase como herramienta para remplazar al francés e integrar el territorio en India.

En Jammu y Cachemira el urdú —una lengua indostaní similar al hindi, pero escrita con alfabeto arábigo y hablada principalmente por los musulmanes del subcontinente— es la lengua oficial, al igual que en el vecino Pakistán, mientras que en Bengala Occidental y Tripura, divididas por Bangladés, se mantienen el bengalí y el inglés como lenguas oficiales pese a tener grandes mayorías bengalófonas.