Continentes sumergidos: Mauritia y Zelandia


En el mes de febrero han aparecido noticias sobre dos antiguos continentes sumergidos bajo los océanos Índico y Pacífico. Ambos formarían parte de un inmenso continente llamado Gondwana, la escisión meridional del supercontinente Pangea hace unos 200 millones de años, fragmentado por la tectónica de placas. A la postre, este proceso tectónico configuraría la posición actual de los continentes ya conocidos (Asia, América, Europa, África, Oceanía y Antártida). 


Breve evolución geológica de la Tierra. Fuente: science20.com



El microcontinente de Mauritia



Mauritia debe su nombre a las islas donde fue descubierto: las Islas Mauricio. Sin embargo, su extensión va mucho más allá, ocupando el archipiélago de las Mascareñas y su meseta adyacente, formando un arco desde las Islas Mauricio y las Islas Reunión, en el extremo sur, hasta el norte de las Islas Seychelles en su extremo septentrional.

Durante el periodo Triásico, Mauritia formaba parte del extenso continente de Gondwana, hasta la separación de la India y Madagascar, cuando finalmente Mauritia fue sumergido en el océano, hace unos 85 millones de años.

Pero, ¿qué diferencia a Mauritia del resto de áreas bajo el nivel del mar? Aquí es donde los investigadores de las universidades de Oslo, Liverpool y Witwatersrand han arrojado algo de luz al respecto.

Todo empezó con un estudio que tenía por objetivo comprobar la hipótesis de que las islas volcánicas pueden mostrar evidencias de la existencia de continentes perdidos. Las Islas Mauricio eran un destino perfecto, ya que son relativamente jóvenes, y por lo tanto el espesor geológico de la isla es menor; esto haría más factible encontrar restos que atestiguasen la presencia de otra naturaleza que no fuese volcánica, como así sucedió.

Los científicos hallaron minerales de zircón, uno de los más abundantes de la corteza continental, con una edad de más de 9 millones de años. Esto probaría que el magma de las Islas Mauricio se abrió paso a través de un antiguo continente, y no directamente desde el fondo oceánico, es decir, la corteza oceánica. Este último caso sería, por ejemplo, el de las Islas Canarias.


Ubicación de Mauritia, formando un arco desde Mauricio hasta Seychelles. Fuente: researchgate.net


Sin embargo, la polémica llegó cuando se dieron cuenta de que el equipo de extracción contenía restos de zircón de otros lugares en los que fueron empleados los aparatos, lo que restaba validez a las pruebas encontradas, y contaminaba el área de muestreo.

Pocos años después, algunos miembros del equipo regresaron a las islas para recoger nuevas muestras de dos playas diferentes a la anterior, y los resultados obtenidos ratificaron la hipótesis inicial, apuntando que el zircón encontrado era mucho más longevo que las lavas de las Islas Mauricio, coincidiendo con las edades de los ya conocidos minerales continentales de Madagascar, Seychelles y la India.

Aun así, lejos de despejar las dudas, algunos expertos, como el geólogo Jérome Dyment, afirmaron que se mantenían escépticos ante este descubrimiento, pues las muestras de zircón pudieron ser transportadas por otros medios hasta las islas, como resultado de la acción antropológica. De hecho, el propio Dyment señalaba que si existiesen pruebas reales de un antiguo microcontinente bajo las Islas Mauricio, ya habrían sido descubiertas por los integrantes del experimento franco-alemán (denominado RHUM-RUM) que se llevaba a cabo en las Islas Reunión, y que se encargaban de estudiar el manto terrestre en ese lugar.

No obstante, para Conall Mac Niocaill, geólogo de la Universidad de Oxford, no existe una fuente natural de zircón en Mauricio, y resulta bastante improbable que el mineral haya llegado a las islas por otros medios, naturales o humanos. Así pues, la conclusión más obvia según Mac Niocaill, es que las erupciones volcánicas arrastraron el zircón desde las profundidades hasta la superficie de las islas, donde la lava se solidificó, albergando los minerales de zircón.

Como apunte final, la teoría del geólogo Mac Naiocaill ha demostrado ser cierta, pues un nuevo estudio publicado en la revista británica Nature Communications reconoce la existencia del zircón en las rocas volcánicas, de hasta 3.000 millones de años; y no sólo en la arena de las playas, por lo que esto despeja cualquier atisbo de duda acerca del origen del zircón, y demuestra que Mauritia fue uno de las piezas que formó Gondwana, pero que fue sumergido casi por completo en las aguas del Océano Índico.
El continente de Zelandia

La etimología de Zelandia, por su parte, viene dada por el país de mayor extensión que corona su superficie sobre el nivel del mar: Nueva Zelanda. Se trata de un continente sumergido en el 94% de su territorio, y que ocupa 4,9 millones de km².

Este continente se formó después de la fragmentación de Gondwana, mientras Mauritia desaparecía bajo las aguas del Índico, hace entre 85-30 millones de años, tal y como han publicado los científicos del centro neozelandés GNS Science.

De acuerdo con este grupo, se ha podido probar, gracias a los datos recogidos por sensores submarinos, que Zelandia reúne los requisitos necesarios para ser considerado un continente:

  • Tener una alta elevación relativa en relación con las regiones asentadas sobre la corteza oceánica.
  • Tener un amplio rango de rocas ígneas, sedimentarias y metamórficas.
  • Tener una corteza más gruesa que la corteza oceánica.
  • Tener límites bien definidos y un área lo suficientemente extensa como para ser considerado un continente y no un microcontinente o un fragmento continental.     
Ubicación y extensión de Zelandia. Fuente: Wikipedia.




Nick Mortimer, geólogo y líder de la investigación, afirma que Zelandia es el continente más fino y pequeño que se ha descubierto hasta la fecha, y que el hecho de que el 94% de su área esté sumergida pero no fragmentada, lo hace especialmente útil para explorar la cohesión y desintegración de la corteza continental. Al mismo tiempo, sugiere un nuevo contexto para los estudios de biología evolutiva, que podrían explicar el origen de la flora y la fauna endémicas de Nueva Zelanda y Nueva Caledonia.


Según parece, Zelandia será el último continente sumergido que encontremos, ya que los datos obtenidos por los satélites y buques de investigación que cartografían el globo terrestre, descartan la posibilidad de hallar uno nuevo. Lo que sí sería posible es descubrir microcontinentes, sobre todo en el Océano Índico, como es el caso de Mauritia.


Ahora Zelandia debe encontrar su sitio dentro de la comunidad científica internacional, porque no existe un listado ni unos criterios oficiales para incluir esta nueva propuesta. Ni siquiera los geólogos coinciden en el número de continentes que tenemos a día de hoy, pues unos afirman que hay cuatro (Antártida, América, Oceanía y Eurasiáfrica) y otros hablan de siete (Antártida, América del Norte, América del Sur, Oceanía, Europa, Asia y África).
Diferencias entre Zelandia y Mauritia


¿Por qué hablamos de Zelandia como continente y de Mauritia como microcontinente? Es una pregunta compleja, que nos lleva al cuarto requisito, generalmente aceptado, para considerar una extensión territorial como continente: “Tener límites bien definidos y un área lo suficientemente extensa como para ser considerado un continente […]”.


Sin duda, este criterio es más amplio e impreciso de lo que cabría esperar para una definición científica. De hecho, a excepción de J. Graham Cogley (1984), casi nunca ha sido discutido, puesto que se pensaba que todos los continentes del mundo eran ya conocidos.


Los continentes son, por definición, la superficie de territorios sólidos más grande del planeta Tierra. La RAE lo describe como “cada una de las grandes extensiones de tierra separadas por los océanos”, pero el Glosario de Geología lo expresa un poco mejor: “Una de las mayores masas de tierra, que incluye tanto los territorios emergidos como las plataformas continentales” (Neuendorf, 2005).  

  
Mapa de los continentes (en color), y los microcontinentes. Imagen: Nick Mortimer/GNS Science Research Institute/Handout

Volviendo al caso que nos ocupa, la extensión de Zelandia es de 4,9 millones de km², significativamente mayor que Mauritia, con unos 408.000 km² (12 veces mayor), lo que nos hace establecer una diferencia de magnitud desde el principio. Neuendorf sostiene que una gran extensión es una parte inherente para definir un continente, y Cogley ya sugirió en 1984 a América Central (1,3 millones de km²), Arabia (4,6 millones de km²) y la India (4,6 millones de km²) como nuevos continentes.

Sin embargo, este criterio no es concluyente por sí solo, ya que los grandes continentes conocidos no sólo poseen una gran extensión, si no que también están espacialmente aislados por características geológicas o batimétricas.

Así pues, los microcontinentes no son otra cosa más que fragmentos de la corteza continental diseminados en los océanos del mundo. Los ejemplos más claros son los de Madagascar, la Meseta de Tasmania Este, Jan Mayen, Mauritia y la Meseta del Dragón Dorado (Gulden Draak Knoll).

Aun así, diferenciar microcontinentes de continentes puede ser considerado un ejercicio arbitrario. Por ello, el equipo de investigación neozelandés del GNS Science ha propuesto denominar como continente a aquellas regiones de la corteza continental que tengan más de 1 millón de km² de área y que estén dentro de límites geológicos claramente definidos. Según esta definición, La India habría sido considerada como un continente antes de su colisión con Eurasia.

En el caso de Zelandia, al estar separada de Australia por 25 km de corteza oceánica, tener más de 1 millón de km² de extensión, y poseer límites geológicos y geográficos bien diferenciados, sería considerado sin duda como un nuevo continente; pero Mauritia, aun cumpliendo con los anteriores criterios, quedaría excluido de considerarse como tal debido a su extensión, que no llega al umbral del millón de km², quedando así como un microcontinente o fragmento continental de lo que un día fue Gondwana.

La Tierra sigue ocultando sus secretos, y esta vez hemos encontrado, bajo las profundidades marinas, antiguas tierras que un día estuvieron bañadas por el sol. Quizá resulte irónico lo mucho que podemos descubrir de lugares tan lejanos como la superficie de Marte, y lo poco que conocemos sobre las profundidades oceánicas de nuestro propio planeta. Por fortuna, la inquieta mente humana seguirá albergando preguntas sobre lo desconocido, y trataremos de seguir ampliando el conocimiento de nuestro hogar y su historia, para aprender a convivir con él.


*También puedes leer este artículo en inglés en GeographicMind.


fuente: https://www.geografiainfinita.com/2017/03/continentes-sumergidos-mauritia-y-zelandia